Una apoplejía puede afectar el cuerpo entero porque el cerebro controla la mayoría de las funciones del cuerpo. Los efectos de una apoplejía van de leves a severos. Una apoplejía puede causar parálisis, problemas para pensar y hablar y problemas emocionales, como la depresión o el síndrome pseudobulbar, o PBA, por sus siglas en inglés.