Los puertos subcutáneos, también conocidos como puertos implantados, tienen un reservorio. Este se coloca bajo la piel en la parte superior del tórax, debajo de la clavícula o del brazo y permite que el acceso a las venas grandes sea fácil y seguro. 
 A veces, los puertos se colocan en el abdomen, lo que permite acceder a la cavidad peritoneal, el hígado y el sistema nervioso central.