A medida que los síntomas regresan, pueden volverse más severos y estos incluyen:  Espasmos musculares. Problemas del intestino y de la vejiga. Habla arrastrada. Ceguera. Problemas sexuales. Parálisis. Confusión. Olvido.  
 El dolor también puede ser un síntoma de la MS. Este puede afectar la cara o una de las extremidades.