Con una prueba de sangre se puede chequear a los bebés en el momento del nacimiento para comprobar si tienen galactosemia o no. El tratamiento para la galactosemia consiste en evitar que el bebé ingiera alimentos o líquidos lácteos o aquellos que contienen lactosa. El tratamiento debe aplicarse para toda la vida. Si los bebés que padecen de galactosemia siguen el tratamiento pueden llevar una vida relativamente normal y saludable.